Muchas veces no entiendo, no entiendo a muchos hombres y mujeres y tampoco me entiendo a mi. Supongo que para aquellos que viven sin mirar más allá de su realidad tiene que ser aún más incomprensible. Hay gente que nos gusta complicarnos la vida, y nos complicamos e implicamos en batallas perdidas, sueños utópicos o ganas de cambiar el mundo.
El viernes, después de salir de trabajar, mientras esperaba a una amiga, me encontré con la Presi de las Mujeres Empresarias, la única mujer que forma parte de la Ejecutiva de la Cámara de Comercio de Ceuta, presidenta de la asociación contra el cáncer y asidua a los veinticinco en la plaza de la Constitución…
Me cae bien, me hace gracia, porque se desespera ante el machismo y se llena de esperanza ante lo que está consiguiendo. Creo que le caigo bien, aunque ando convencida que vota al PP.
Hablamos, hemos coincidido varias veces en arbitrajes de Consumo, ella defendiendo a la empresa y yo al consumidor, pero con ella no tengo muy claro qué es lo que defiende, según ella la verdad sólo tiene un camino. Así que la dejo que se ponga al lado de los míos.
Es divertida, distinta, es hindú, `pero implicada, terriblemente ceutí, los hindúes son ceutíes hasta la médula. Sólo hay que conocerlos un poco y entender cómo se pude ser de Ceuta y de la India. Mi ciudad es la ciudad de los contrastes, y hay situaciones que hay que aceptar como un auto de fe.
El caso es que estaba cabreada, enfadada, escéptica ante el sistema y harta. Harta de Ceuta, de sus políticos, de sus sindicatos, de sus asociaciones, de su inmovilismo y de su estrechez. La estuve oyendo quince minutos en los que me habló de lo difícil que es conseguir algo en esta ciudad y lo cansada que se sentia. Me regañó por haber dejado la vicepresidencia de mi asociación, y me propuso entrar en alguna de las suyas, ante lo cual agradecí pero rehusé, no por pereza sino porque ando metida en otras, eso sí desde la base.
Cuando se alejaba me pregunté qué lleva a una mujer como ella, madura, con dinero, burguesa de Ceuta a meterse en lios, y pensé que lo que me lleva a mí y a otros como yo, a los que no nos conformamos. No nos gusta del todo lo que vemos y queremos cambiarlo.
Lo que pasa que en la ciudad de los contrastes cada vez que quieres cambiar algo es como si tuvieras la piedra de Sísifo atada al cuello, ahora recuerdo a mi amigo Akme que es muy mitómano en su blog. Pero es verdad, es como si tiraras y tiraras y una vez arriba alguien la bajase para obligarte a ceder. Y vuelves a cargar tu piedra y a subir el camino.
Hoy me siento escéptica, cansada, pero sigo, con la piedra a cuestas, quizás con pasos mas leves pero sigo, alguien se tendrá que cansar antes, o destruirnos antes que vencernos como “El viejo y el mar”. Aunque sólo sea por serle fiel a nuestra esencia.
Pues pasa, ÁFRICA, que si no es por personas que se comprometen, como vosotras y otros muchos, la vida quedaría en manos de profesionales que poco a poco pierden la ilusión y el norte… Y así la sociedad se hace mústia, triste y ya no es nuestra. Un beso, y no te canses, mujé
Que no me canso corazón, es que soy muy quejica y me gusta leer que me animais. Gracias Caberna por estar ahí.
Ay Milanito que te he confundido con Caberna, perdoname, tanto norte me tiene desnortá.
Besitos.
Bueno, no pasa ná. Los sentimientos son mutuos y el bueno de mi compadre te pone negro sobre blanco lo mismo que yo pienso. Tanto monta.
Un beso fuerte y tú palante, que no te pare nadie.